Así estoy yo...

Lunes. Inquieta, ansiosa, llena de dudas.
Martes. Incrédula, despistada, te imaginaba.
Miércoles. Inexperta, nerviosa, me gustabas.
Jueves. Incontenible, feliz, con ganas de gritar.
Viernes. Increíble, plena.
Sábado. Magia.
Hoy. Tu recuerdo.

Ya ves

Quisiera poder explicarte, de manera simple y resumida. Quisiera, pero no puedo, es una historia absurda y complicada que me llena de vacío. Debería decirte que me robás las palabras, las maneras de expresarme y que las lindas canciones de amor ya no sirven porque quiero gritar, inundar el silencio, para que retumben las letras de tu nombre en mi cuerpo, quizás así pueda llevarte conmigo a todos lados.
Será que no soporto más la soledad. Será que hoy escuché tus caricias y decidí que eran mías. Será que el eco de tu voz me cayó encima. Cómo te digo que me partí en mil, y no hay analgésicos que traigan calma.
Y casi sin darme cuenta vuelvo a escribir, como si me absolviera las penas, como si le restara tristeza a la noche, a los ojos. Y qué hago mientras te espero, si quiero escucharte, que me reconozcas, hablarte, contarte de los lugares que nos esperan para darnos la bienvenida, que saborees la dulzura de mi pelo.
Falta un rato para irme a dormir y no quiero, en la almohada sólo encuentro silencio.
No quiero salvarme de esta historia, pero necesito que me rescates cuando el cuento este a punto de terminar para inventar un final a medida, que vaya con mi locura y despeje tus dudas.

Ya ves, quedo así, con un espiral de palabras rodeando mi pecho, oscura, como una laguna sin luna.