Luego de un viernes de recitales clandestinos, de un sábado de pueblo con amigos, llegan esas horas de domingo en las que duele respirar, un impulso me advierte, es hora de escribir…
En este punto de la ciudad donde las calles se cruzan a su antojo y los árboles cubren las veredas, amanece con tus ojos, de repente me distrae la mueca que solía dibujarse en tus labios y en mis oídos se mecen aquellas palabras que en tu boca se volvían precisas, entonces el sabor rancio del calor entre las sabanas anuncia el día.
Las ventanas abiertas, la lámpara prendida, mis ojos miran la hoja mientras mi cuerpo vacío persigue por el cuarto el rastro de tus manos, y yo, sin cuerpo, estoy lejos.
Cambiando la fecha a preguntas vencidas que no he podido contestar, me atrevo a confesar que he decidido tirar por el balcón sueños rotos imposibles de reciclar.
Impaciente, mirando caer las primeras gotas de lluvia, me pregunto si las luces insatisfechas por lo que ven dejaran de alumbrar, si las calles cansadas de tanto andar emprendieran un largo exilio, si los números aburridos del tiempo quisieran dejar de contar, si la ciudad triste de tanto gris decidiera escapar, si las letras moribundas por no tener un final feliz borraran todo el cuento, podría en este instante sentir mas soledad?
Tu ex
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Quedas con tu ex tras varios años sin veros.
Compartís confidencias ligeras,
cosas banales,
un viaje a Tailandia,
tu vuelta al deporte,
su insólita afic...
Hace 5 años